Las novelas o relatos largos, suponen en el mundo de la literatura un auténtico desafío. Lo que caracteriza a los relatos cortos, es que el objetivo es fulminar al lector con una idea o un sentimiento preciso: una noticia trágica de alguien que muere en un hospital, la nostalgia de una madre que evoca a su esposo muerto tras ver una rosa o alguna adivinanza compleja pero excitantemente inteligente, como las que le plantearía Enigma al mítico personaje de ficción Batman.
Las novelas largas, sin embargo, se presentan como una auténtica orquesta, donde cada nota, cada línea, y cada movimiento generan un mundo que atrapa la atención del lector para enamorarlo e invitarlo a seguir el rumbo de sus protagonistas hasta el final.
Si estás deseando experimentar el arte de escribir un relato o novela larga pero no saber por dónde empezar, hoy te traemos algunas recomendaciones que deberías tener en cuenta:
Novelas y relatos largos: recomendaciones
La extensión
Aunque no es algo prioritario, ya que la misma obra acabará sugiriendo su extensión de acuerdo a la trama, sí es importante que te hagas una idea aproximada de cuántas páginas quieres que tenga tu historia. Este ejercicio te ayudará a darle forma y a empezar a planificar tu novela. Probablemente, este paso despierte una cierta vanidad en ti: el placer de imaginar tu formidable y grueso libro finalizado. Aprovecha ese sentimiento, porque te ayudará a definir qué es lo que quieres.
Los personajes
Los que construyen la estructura de una novela son sus protagonistas, ya que todo el universo gira en torno a ellos. En un relato extenso, no basta con pincelarlos brevemente: cada página y cada escena debe revelar una parte de sus vidas, y el rumbo de los acontecimientos ha de marcar su personalidad, psicología y emociones. Por supuesto, este grado de detalle irá sujeto a la trama (la definición de los personajes no será la misma en una novela de acción que en el “Ulises” de Joyce). No obstante, debes recordar que toda novela constituye un viaje para estudiar a esos hombres y mujeres de papel y letras, y que no basta con quedarse en una mera descripción superficial.
Los temas
En una novela larga, es frecuente que compartan escenario varios temas: el amor, la muerte, la soledad, el dolor, etc. Estos temas no pueden ser desarrollados del tirón, por lo que lo más acertado es que aprendas a combinarlos y alternarlos a lo largo del argumento.
Un recurso muy interesante con el que debes aprender a jugar es el leitmotiv. El leitmotiv se define como un elemento recurrente dentro de la trama que desaparece y reaparece constantemente. Aunque no lo creas, has sido testigo de su presencia en numerosas ocasiones: el leitmotiv es esa mosca que aparece en el sueño del personaje y que desaparece tras veinte páginas, para regresar a la hora del almuerzo. La mosca vuelve a desaparecer y luego aparece de nuevo, muerta junto a sus zapatos.
Esa mosca tiene un valor simbólico: es un pequeño personaje que el novelista debe aprovechar para explicar los sentimientos del protagonista. No es necesario que sea tan conceptual, el leitmotiv también puede ser un suceso: el estado de salud de un paciente en el psiquiátrico, la angustia del banquero que ha perdido su dinero, la mujer del tren que recuerda su pasado, etc.
El tiempo y los ambientes
Uno de los aspectos críticos de escribir una novela larga es el tratamiento del tiempo. Debes definir si el hilo de los acontecimientos será consecutivo y lineal, o si por el contrario estará construido en base a saltos temporales.
A la hora de decidir la cronología de tu historia, es fundamental tener en cuenta la perspectiva del narrador: los límites serán distintos en función de si la historia es contada por un narrador omnisciente, por varios personajes o por el propio protagonista en primera persona.
Por supuesto, a medida que viajas en el tiempo, debes representar y describir bien los nuevos lugares y espacios, para que el lector consiga interiorizar cada ambiente y no se pierda por el camino.
Las correcciones
Enhorabuena, hemos llegado a la fase final. Aunque no se trata de la parte más divertida, la fase de corrección es de suma importancia para culminar una novela larga.
El mismo Gabriel García Márquez tenía por costumbre emplear todo un día para pulir sus obras una vez terminadas, hasta sintetizarlas en una sola página. Otros escritores como Terry Pratchett o Vargas Llosa, prefieren explayarse por completo en la creación, y luego ir línea por línea corrigiendo la gramática y la estructura.
La mayoría de las veces, la fase de corrección te llevará a sintetizar tu novela, y a omitir ciertas explicaciones para dejar que el lector participe de forma activa y llegue a algunas conclusiones por sí mismo.
¿Tienes algún otro consejo que compartir con nosotros? ¿Estás listo/a para afrontar el gran reto de escribir una novela larga? Ya sabes que en Sttorybox no hay límite de cajas… ¡Adelante!