Se acerca el momento de afrontar el segundo integrante en el binomio que nos está ocupando durante estas semanas, ese formado por los escenarios y el “atrezzo” que los completa. Dos facetas que, junto con los personajes, dan forma a la dimensión física de la historia. Pero antes de centrarnos en el “atrezzo”, aportemos las últimas notas acerca de los escenarios. Vamos a dar punto y final a componente tan importante con una entrada de repaso a todo lo estudiado, simplemente compartiendo ejemplos reales extraídos de obras literarias diferentes.
Los distintos fragmentos incluidos van acompañados de un epígrafe cuyo título recuerda el concepto con el que se relaciona cada uno, explicado en las dos últimas entradas de “Aprender a escribir”, pudiendo añadirse alguna nota explicativa breve.
1) Un escenario tiene historia
Un escenario no surge de la nada. Un escenario tiene años y años de vida que han transcurrido antes del inicio de la historia, durante los cuáles han debido ocurrir hechos diversos e importantes, alguno de ellos llegando a ser interesantes para los tiempos actuales en los que se centra el relato.
“–¿Innsmouth? Sí, es un pueblo bastante raro. […] se ha arruinado durante los últimos cien años o por ahí. Ya no pasa ni el ferrocarril… […]
Debe haber más casas vacías que habitantes, y no hay comercio ni industria, excepto la pesca y las nasas. […] Ahora no queda más que una refinería de oro que además se pasa largas temporadas sin funcionar.
Sin embargo, esa refinería fue un buen negocio en sus tiempos, y el viejo Marsh, el dueño, debe de ser más rico que Creso. Es un viejo maniático y extravagante que no sale de su casa para nada.”
La sombra sobre Innsmouth. H. P. Lovecraft.
En muchas ocasiones esta historia anterior se centra en la leyenda y el mito, para añadir un componente de misterio, singularidad o incluso amenaza.
“El Tartaret era una landa inculta […] bajo la que ardía desde hacía siglos una mina de hulla incendiada. Su historia se perdía en la leyenda, y los mineros de la comarca la contaban: el fuego del cielo cayendo sobre aquella Sodoma hasta las entrañas de la tierra, donde las mineras se mancillaban con abominaciones; y de tal modo que las mujeres no habían tenido tiempo de subir; y todavía hoy ardían en el fondo de aquel infierno.”
Germinal. Émile Zola.
“–Tenía usted que oír lo que cuentan los viejos del arrecife de la costa… El arrecife del Diablo lo llaman. En muchas ocasiones sobresale por encima de las olas, y cuando no, aparece a flor de agua, pero ni siquiera se puede decir que sea una isla. Según cuentan, se ve a veces una legión entera de demonios en ese arrecife, desparramados por allí o saliendo y entrando de unas cuevas que hay en la parte alta de la roca.”
La sombra sobre Innsmouth. H. P. Lovecraft.
2) Un escenario es color
Los objetos y los escenarios muestran un color dominante debido a la naturaleza que compone sus elementos y que, bajo la luz natural del sol, reacciona reflejando una determinada longitud de onda, es decir, un color específico. Un autor puede no mencionar explícitamente un color, pero por asociación y metáfora lo sobreentendemos. Un color puede expresar un mensaje.
“Y entonces, ante los ojos maravillados de Pippin, el color de los muros cambió de un gris espectral al blanco, un blanco que la aurora arrebolaba apenas, y de improviso el sol trepó por encima de las sombras del Este y un rayo bañó la cara de la ciudad. Y Pippin dejó escapar un grito de asombro, pues la Torre de Ecthelion, que se alzaba en el interior del muro más alto, resplandecía contra el cielo, rutilante como una espiga de perlas y plata, esbelta y armoniosa.”
El Señor de los Anillos. J. R. R. Tolkien.
Pero el color que domina la escena puede estar determinado por las circunstancias especiales del momento y de los hechos que acontecen en su pequeño universo, afectando a la dominante común y alterándola.
“El fuego rugía en la ciudad dividida de Ankh-Morpork. Al lamer el Distrito de los Magos, las llamas se tornaban azules y verdes, salpicadas incluso con chispas del octavo color, el octarino. Cuando se abrían paso entre las cubas y tiendas de aceite, en la calle del Mercado, progresaban en una serie de explosiones y estallidos deslumbrantes.”
El color de la magia. Terry Pratchet.
3) Un escenario es atmósfera
La atmósfera es el filtro que afecta a la percepción de la realidad, de los colores y las formas. Clima, tipo de luz, luminosidad, partículas en el aire, temperatura, estación, humo, olor. Todo contribuye a crear una atmósfera concreta. En muchas ocasiones se asocia con un sentimiento o estado de ánimo.
“En la calle hacía un color sofocante, sin contar el bochorno, el gentío, la cal, los andamios, los ladrillos y el polvo que había por todas partes, y ese hedor específico del verano, tan conocido del petersburgués que carece de medio para alquilar una casa de campo… Y todo de golpe crispó desagradablemente los nervios del joven, ya de por sí tensos.”
Crimen y castigo. Fiódor Dostoievski.
4) Un escenario es forma
Cada escenario es un conjunto de componentes individuales con formas identificables y presencia propia.
“Después, al coronar la cuesta del monte, dominé la vista de Kingsport, adormecido por el frío del anochecer, nevado, con sus vetustas veletas, sus campanarios, sus tejados y chimeneas, los muelles, los puentes, los sauces y cementaros. Los interminables laberintos de calles abruptas, estrechas, retorcidas, serpenteaban hasta lo alto de la colina donde se alzaba el centro de la ciudad, coronado por una iglesia extraña que el tiempo parecía no haber osado tocar.”
El ceremonial. H. P. Lovecraft.
Las formas de un lugar, o la del conjunto del propio escenario en sí, pueden causar una impresión en el personaje más allá de lo físico:
“Los muelles del embarque estaban podridos de un extremo a otro. Los más ruinosos eran los de la parte sur. Y allá lejos, mar adentro, pese a la marea alta, pude distinguir una raya larga y negra, que apenas afloraba del agua y que al instante ejerció sobre mí una atracción singular y maligna. Era, sin duda alguna, el Arrecife del Diablo. Por un momento, mientras lo contemplaba, tuve la sorprendente sensación de que me estaban haciendo señas desde allá, lo que me produjo un inmenso malestar.”
La sombra sobre Innsmouth. H.P. Lovecraft.
5) Un escenario es vida
Un escenario es lo que es por todas las gentes y seres que lo habitaron en algún momento y lo habitan en el presente. No hay escenario que carezca de vida.
“Krull se había convertido en una tierra de aprendizaje, regida por los más sabios buscadores de conocimientos, de todas las maneras posibles, comprender todas las maravillosas complejidades del universo, y de cómo los marineros que llegaban a la Circunferencia eran convertidos en esclavos, después de que les cortaran la lengua.”
El color de la magia. Terry Pratchet.
“Aunque, en un barrio como aquel, hubiera sido difícil sorprender a nadie por la indumentaria. La proximidad de la plaza Sennáia, la profusión de lupanares y el predominio de los obreros y artesanos entre el vecindario hacinado en las calles y callejas del bajo San Petersburgo, saturaban a veces el panorama de tales sujetos, que habría sido absurdo sorprenderse ante ciertos tipos.”
Crimen y castigo. Fiódor Dostoievski.
Con este capítulo terminamos todo lo relativo a los escenarios. La semana que viene comenzaremos a hablar sobre los objetos y útiles que aparecen en una novela, lo que en teatro se llama atrezzo. Te esperamos para seguir con esta serie dedicada a la dimensión física de una novela. Mientras tanto, no olvides compartir tus relatos con nosotros en Sttorybox.com.