La semana pasada se introdujo el concepto de ritmo, dimos unas pinceladas sobre cómo se manifiesta a lo largo de la novela y enumeramos los elementos que intervienen en su hechura. Hoy vamos a profundizar en lo dicho con unos ejemplos que ilustren algunos puntos tratados y ayuden a su fácil comprensión.
Recuerda que el ritmo es la disposición ordenada (preferiblemente de manera consciente e intencionada) de los eventos que forman la historia atendiendo a la medida de su intensidad, duración e intencionalidad. Es una de las principales herramientas de las que dispone el escritor para organizar su novela.
Ritmo y clímax
La primera lección que aprendimos sobre el ritmo es que este debe verse afectado de alguna manera cuando el argumento se aproxima a un punto importante de giro o de relevancia narrativa. El cambio de ritmo nos permite así apreciar el cambio en la intensidad y la importancia de los acontecimientos. Vamos a comparar dos fragmentos de “Viaje al centro de la tierra”, escrita por Julio Verne, para captar esta idea.
Fragmento 1:
–¡Buen animal! ¡Buen animal! –decía–. Como verás, Axel, ningún animal supera en inteligencia al caballo islandés. Nieves, tempestades, caminos impracticables, rocas, glaciares, nada lo para. Es bravo, sobrio y seguro. Nunca da un paso en falso. Nunca se espanta. ¡Que se presente cualquier río, cualquier fiordo que atravesar, y se presentarán, y lo verás tirarse sin vacilar al agua como un anfibio y llegar a la orilla opuesta! Pero no lo hostiguemos, dejémoslo actuar, y haremos, el uno llevando al otro, nuestras buenas diez leguas.
–Nosotros sin duda –respondí–. ¿Pero el guía?
–¡Oh!, eso no me preocupa en absoluto. Estas gentes caminan sin darse cuenta […].
Avanzamos a paso rápido. La región era ya casi un desierto. Aquí y allá alguna granja aislada, algún boër solitario construido con madera, tierra y trozos de lava, aparecía como un mendigo en el borde de un camino encajonado. Aquellas chozas ruinosas parecían implorar la caridad de los que pasaban, y por poco se les hubiera dado limosna.
Fragmento 2:
–¡Déjame, te digo! He emprendido este viaje y lo llevaré a cabo hasta el final o no regresaré. ¡Vete, Axel, vete!
Mi tío hablaba con una gran excitación. Su voz, enternecida durante unos instantes, volvía a ser dura, amenazadora. Luchaba contra una energía sombría, contra lo imposible. Yo no quería abandonarlo en el fondo de aquel abismo, y por otra parte el instinto de conservación me empujaba a huir de él.
[…] Me acerqué a Hans. Puse mi mano en la suya. No se movió, le mostré el camino del cráter. Permaneció inmóvil. Mi rostro anhelante reflejaba todo mi sufrimiento. El islandés movió dulcemente la cabeza y, señalando tranquilamente a mi tío:
–Master –dijo.
–¡El amo! –grité–. ¡No, insensato, él no es dueño de tu vida! ¡Tenemos que huir! ¡Tenemos que arrastrarlo! ¿Me oyes? ¿Me comprendes?
Había agarrado a Hans por el brazo. Quería obligarlo a levantarse. Luchaba con él. Mi tío intervino.
–Cálmate, Axel –dijo–. No obtendrás nada de este impasible servidor.
Seguramente eres capaz de intuir cuál de los dos fragmentos se corresponde con un momento crítico de la novela y cuál no, salta a la vista.
El fragmento nº 1 se sitúa al comienzo de la novela. Los protagonistas, Axel y su tío, el profesor Lidenbrock, acaban de llegar a Islandia en busca de una entrada que lleve hacia el centro de la tierra. El ritmo es relajado porque todavía es momento para conocer a los personajes, la singularidad de paisajes y costumbres del país, y la propia misión que se han propuesto los personajes. El autor se puede detener en descripciones y explicaciones y, mientras tanto, los personajes mantienen un tono relajado entre ellos.
El fragmento nº 2 sucede durante uno de los momentos cruciales del primer tercio de la novela. Axel y su tío, junto al guía danés, Hans, llevan varios días caminando por las profundidades de la tierra, vagando por galerías y sendas subterráneas hasta el punto de que se han quedado sin provisiones de agua. La vida de los tres está en juego y Axel se enfrenta a su tío para convencerle de deshacer el camino y así intentar salvar sus vidas. La implicación del personaje en la narración de los hechos es mucho mayor, se descubre su angustia y sus sentimientos, la tensión lo desborda. En instantes como estos los personajes no guardan tanto las formas ni el control, ni se miden los tiempos con calma. El lenguaje es mucho más directo y expeditivo. Las oraciones son más cortas y las acciones se suceden rápidamente. En definitiva: todo crece en intensidad, todo comienza a moverse de la línea recta de la normalidad. La diferencia de ritmo es evidente.
El ritmo no es algo que se construya con dos simples fragmentos. Es algo que se fragua a lo largo de páginas y numerosas unidades dramáticas entrelazadas. Pero con este ejemplo espero que hayas comprendido la esencia que reside en el concepto: la capacidad para transmitir tensión o sosiego según las circunstancias y el momento en el que se encuentre la historia.
Ritmo y equilibrio
El segundo punto acerca del ritmo versaba sobre cómo los momentos de mayor intensidad deberían ser precedidos y seguidos por pasajes de menor intensidad, en pos de lograr un equilibrio de sensaciones. Si el argumento es visto al principio como una línea recta, cuando se suceden los eventos esta línea va dibujando una onda con picos arriba, pero también con caídas en valles que permiten descasar al lector y medir lo que está ocurriendo. En pocas palabras, en cualquier relato hay un ciclo continuo de contracción y expansión en la intensidad.
Analicemos la primera parte de “La isla del tesoro” para observar este fenómeno. Vamos a desgranar los acontecimientos reseñables que se suceden durante los primeros días de historia en una lista. Tras cada paso, la línea argumental va dibujando una onda que sube y baja en función de la intensidad de los hechos.
1) El protagonista, Jim Hawkins, trabaja en la taberna que regenta su madre. Un día llega en busca de una habitación un marinero que se hace llamar el Capitán. El perfil de la línea argumental es en estos momentos estable.
2) Se nos describe el Capitán, su carácter y figura, su afición a la bebida sin control. El Capitán ordena a Jim que le avise si alguna vez ve aparecer por la zona a un marinero con una sola pierna. La línea de intensidad comienza a ascender.
3) El Capitán tiene un encontronazo en la posada con el doctor del pueblo, el señor Livesey. No hay duda de que el Capitán es un personaje que atrae problemas. La línea sigue su ascenso.
4) Un extraño personaje que se hace llamar Perro Negro llega a la taberna, interroga a Jim y tiende una emboscada al Capitán, con el que mantiene una tensa discusión. Ambos se enzarzan en una riña y el Capitán queda tendido en el suelo, víctima de un ataque motivado por su alcoholismo. Perro Negro escapa. La línea argumental alcanza así su primer pico de alta intensidad.
5) Convalecencia del Capitán herido, que es atendido por el doctor Livesey. La línea de intensidad desciende después del punto álgido anterior.
6) El Capitán, postrado, realiza confidencias a Jim. Le pide que vigile su cofre secreto y esté atento por si algún malhechor le trae “la marca negra”. La línea se estabiliza, lista para volver a ascender tras estas revelaciones.
7) Un mendigo ciego llega a la posada, engaña a Jim y lo retiene con violencia. El hombre ciego presiona al muchacho para que le lleve hasta la habitación del Capitán. La línea asciende de nuevo.
8) En la habitación, el ciego entrega al Capitán “la marca negra”, que simboliza un ultimátum para esa misma noche, y abandona la posada. El Capitán muere inmediatamente después, víctima de un repunte en su enfermedad. La línea ha alcanzado una nueva cumbre.
9) Jim y su madre revisan las pertenencias del capitán y examinan el cofre y su contenido. Encuentran monedas y unos papeles. La línea desciende de nuevo.
10) Jim y su madre se percatan de que el regreso de los malhechores que han acosando al Capitán es inminente. Envían un mensaje de ayuda al pueblo próximo, toman lo que pueden del cofre y huyen de la posada. La línea comienza un nuevo ascenso.
11) Apenas han dejado la posada cuando escuchan al grupo de malhechores acercándose por el camino. Están liderados por el hombre ciego. Jim y su madre se ocultan bajo un puente del camino y escuchan cómo los intrusos registran la posada en busca del cofre del Capitán. La línea está alcanzando una nueva cúspide.
12) Un grupo de jinetes llega desde el pueblo y dispersa a los asaltantes. El mendigo ciego es arrollado y cae muerto. La línea ha tocado una nueva cúspide.
13) Jim y su madre son llevados al pueblo para ver al doctor Livesey y el señor Trelawney y contarles lo ocurrido. La línea desciende.
14) Juntos examinan los papeles del Capitán y encuentran un mapa que muestra una isla del caribe con una marca sobre ella. Es un mapa del tesoro. La línea ha descendido y se estabiliza, preparada para comenzar una nueva parte de la novela.
15) Al comienzo de la segunda parte de la novela, los personajes están preparando el viaje hacia la isla del tesoro, buscando un navío apropiado en el puerto de Bristol. Cuando Jim se percate de que se hay un marinero sin una pierna entre la tripulación, similar en aspecto al que el Capitán le describió en su momento, la línea comenzará a ascender de nuevo.
Como ves, a lo largo de la primera parte de “La isla del tesoro” se sucede un reparto de subidas y bajadas en una secuencia lógica. A cada ascenso le sigue un descenso que propicia un descanso y realiza una preparación para un nuevo momento de mayor intensidad. Además, cuanto más cerca está el clímax final de la primera parte, más rápida es la sucesión de altibajos.
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